Diario de una Ameba

Trieste

Tal y como empece a hacer hace unos dias con los viajes de Roma y Venecia, ahora toca Trieste.

Como ya os dije, cuando al fin localice a Zoraida en Venecia, me encontre con algunos compañeros de facutad. Carla entre ellos. Ella tambien esta de Erasmus, pidio como primera opcion Venecia, para asi ir las dos juntas. Al final solo se lo dieron a Zoraida, a ella le dieron plaza en Trieste.

Trieste es una ciudad que todo el mundo considera mas pequeña de lo que es realmente. A todo el mundo al que le preguntas como crees que es de grande, siempre la consideran pequeñita, en un rincon alejado de Italia. En parte lo es. Sobre todo lo del rincon de Italia. Es la ciudad mas al este de la Republica. Esta a escasos kilometros de Eslovenia. De hecho, estan tan cerca de la frontera, que en el trayecto en tren hay al menos un momento en el que el movil coge la red eslovena.

Estando una noche en casa de Zoraida, le plantee a Carla la posibilidad de irme con ella unos dias a Trieste, a ver algo la ciudad, ya que me resultaba difícil plantearme un viaje en exclusiva. Trieste esta a dos horas escasas de Venecia, pero de Pavia son seis en cuanto te descuides. Y el descuidarse generalmente se debe a que por los continuos retrasos que llevan los trenes regionales y pierdas algun trasbordo. Dio la casualidad de que ella se volvia a la residencia el mismo dia que lo hacia mi familia a España. Asi que el dia 25 salimos a media tarde para Trieste.

Trieste tiene cosas interesantes para ver. Por ejemplo, todo el puerto y el paseo maritimo, los restos de los antiguos canales (mas que restos es un pequeño muñon), alguna que otra plaza, algun palacio, pero por encima de todo, sus castillos. En el dia entero que pase alli al final no fuimos a ver ningun castillo. Se junto la falta de tiempo (se tarda una hora larga en ir y otra en volver mas el tiempo que pases alli), la falta de ganas (yo andaba doblado despues de dos semanas andando de un lado a otro) y la posibilidad de ver otras cosas. Lo que si vimos fueron los edificios de la Borsa, el viejo y el nuevo, el Teatro Romano, el Palacio Gopcevich, la Casa Bartoli, la iglesia de San Antonio Nuovo y la de San Spirindone.

Algo que si puedo asegurar es que saben comer bien… Y barato. En la mensa de su universidad (la mensa es el comedor) tienen menus por, atencion, 0.99 euros. Y si quieres comer dos platos, pues entonces te toca pagar la friolera de 1.99 euros. Todo un exceso. Por otra parte tienen el tipico bar con menus de dos platos de puchero a 6 euros, una de las cosas que mas he echado de menos cuando he estado en otras ciudades italianas. Al lado de la residencia, tiene el Goblin. Es un bar que me enamoro. Cierra a las tantas, ademas de poder beber copas, vino o cerveza, te ponen bocatas. Pero bocatas de verdad, con pan del bueno y con mucha chicha dentro. No como los paninis rancios que te encuentras por el resto de el pais, sin casi relleno y con pan de pita o guarrerias del estilo. Ademas tiene futbolines, ordenadores para conectarte a internet y jugar en red, juegos de mesa, cartas… El paraiso.Y luego, por si fuera poco, te puedes ir de tapas o algo parecido. Cuando empezo a oscurecer, y el sacar fotos era bastante absurdo, me llevaron a un bar donde por fin, despues de casi 6 meses en Italia, pude comer un poco de carne roja. A la brasa, jugosita, con su lechuguita y patatas… Como lo echaba de menos.

Fue el viaje menos turistico de todos los que he hecho (si descartamos aquel que hice a Turin a principio de curso), pero de los mas agradables y tranquilos. Lo unico que lamento es no haber podido al final visitar el Castillo de Miramare.

Muchas gracias Carla por tu hospitalidad. Tanto tu como el resto de españoles que conoci fuisteis muy buena gente. Gracias por acogerme.

TALue

Escrito por dario el 20 de Abril 2004 a las 07:22 PM