¿Melendi?
Hubo un tiempo en que algunos me confundian con Jonathan Davis, perece que esos tiempos han pasado. Ahora resulta que me parezco mas a Melendi, usea, el del medio de los de Estopa, ya que me resulta imposible diferenciar a uno u otros cuando suenan por la radio.
La cosa es que el sabado, tras salir del bar de siempre, dejarnos lo de siempre, y ante la posibilidad de acabar donde siempre, optamos por ir al Dinki (o como Dios quiera que se llame ahora), vestido con zapatillas y chandal. Despues de una breve conversacion con los seguratas de la puerta del antro en cuestion, logramos entrar:
- No puede pasar con ese calzado.
Me miro los pies, miro los de ruben, miro a la gente de delante...
- ¿Con quien viene usted?
Miro a Ruben y a Gonzalo, vuelvo a mirar al grupo de delante...
- Con ellos... -refiriendome a los de delante-
- Muy bien, pasen, pero vayanse al fondo que no se les vea el calzado.
Entramos, era dia de fiesta Dyc, o J&B o algo de eso: whisky. Veo una camiseta embolsada encima de un barril, a la cual nadie le presta atencion. La cogo y me la pongo. Voy para donde estaban las azafatas de los regalitos, y le digo a la que esta presente:
- Oyes, he perdido el tiquet de la copa, ¿podrias darme algo?
- Pero que dices, si te acabo de ver entrar ahora mismo.
- Si, claro, pero hace un rato. Mira ya me he tomado otra copa antes -señalando la camiseta- y me habeis dado esto.
- Que va.
- Si, fue tu compañera, la que estaba aqui antes.
Se da la vuelta, coge una cosa y me la da para que me large. Todos felices, ella con un pesado menos dando el coñazo y yo con un trofeo mas para seguir inundando de porquerias el maletero del coche de Gonzalo.
Ya con la primera copa, se me acerca una niña.
- Oye, ¿sabes que te pareces a Melendi?
- ¿Melendi? ¿Ese quien es?
- ¿No le conoces?
- No, que va, me he pasado el año pasado en Italia y no tengo ni warra.
Se pira.
Al rato vuelve y comienza a frotarse. Pido silencio entre los asistentes. Lo conceden.
Se vuelve a pirar.
En teoria el proximo paso lo deberia de haber dado yo, pero para ahorrarme tentaciones, lo dejo pasar.
Acaba liandose con otro que le hace mas caso.
Me quejo de las circunstancias.
Sigo con mis colegas.
Descubrimos que el regalo era un porta cd's o alguna cosa sin utilidad.
Me levanto al dia siguiente con dolor de cuello por hacer el canelo antes del cierre del bar.
Ayer me confirman que tendria que haberle seguido un poco mas el rollo, que la satisfaccion de decir que no es increible. Si eso otro dia. Me jode el no poder aprovechar situaciones como esas que ocurren tan infrecuentemente. Concluyo que las rastas siguen teniendo mojo y que no deberia cortarmelas. Mañana ire a la peluqueria.
TALue
Escrito por dario el 14 de Febrero 2005 a las 03:56 PM